martes, 10 de septiembre de 2019

El dilema de Shopenhauer

El dilema de Shopenhauer es conocido como "el problema del erizo". Se trata de una narracción simbólica con una enseñanza moral escrita por el autor en el año 1851 en su obra Parerga und Paralipomena

La parabola dice así:

"En un día muy frio, un grupo de erizos que se encuentran cerca sienten necesidad de calor, para ello buscan la proximidad corporal, pero cuanto más se acercan las púas les causan daño.  Si se alejan sienten mucho frío así que deciden buscar la distancia más satisfactoria, que no tengan frío ni se hagan daño". 

Sigmund Freud utilizó esta parábola para explicar la afectividad, las relaciones entre los seres humanos. Quizás en las relaciones siempre se deposita la confianza pensando en ser felices, en ese amor y vínculo de fidelidad y exclusividad, en esa autenticidad con esa intimidad que probablemente se sufra pero es algo real o no se deposita esa confianza tan ciega por ser complicada y aunque decidan comprometerse no arriesgan y mantienen un tipo de relaciones que les evite el dolor sin aproximarse tanto y se den calor y seguridad o llevan unas relaciones más superficiales sin sufrir y con compromisos libres. Es decir, se puede amar y confiar o tener más familiaridad en el trato o viceversa. La mayoría de las personas ahora no se arriesgan, buscan cierta distancia pero tampoco son felices lo que nos quiere decir es que hay que buscar un medio prudente y elegir, el que se decida que va mejor. 

Schopenhauer sugiere la necesidad de calor pero sin que se pinchen ni sientan las espinas. Las púas son como las heridas que se van formando que no sólo están en las relaciones de pareja sino con los padres, los hermanos, los hijos, los amigos, los compañeros. Aún disfrutando mucho llega un momento que hay un límite, una barrera que no se puede atravesar. Schopenhauer hablaba de la búsqueda de equilibrio llegado a este punto y nos dejaba esta gran enseñanza dónde la "distancia óptima" tiene que ver con el compromiso, la libertad, la seguridad, las normas que se construyan en las relaciones porque en realidad no hay una receta única pero lo que si hay que evitar es hacerse daño. Todo requiere tiempo y un diario vivir.  Con el día a día se pueden ir superando heridas muchas veces debidas a realidades que no gustan pero también pueden ser espejismos, malas interpretaciones, actitudes desfavorables y luego vienen las púas que hacen de esa situación un problema. Lo ideal es aprender a convivir, a satisfacer las necesidades salvándose de las púas.

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