viernes, 15 de enero de 2021

Inmaculada Quintanal


Esta semana ha fallecido Inmaculada Quintanal Sánchez, a la edad de 80 años, una vida vivida, llena de recuerdos. Era docente, profesora, formadora de muchos maestros en la asignatura de música, catedrática de la Escuela Universitaria de Formación del profesorado, profesora de la UNED, miembro numerario del Real Instituto de estudios asturianos. Formó parte de la junta directiva de la Sociedad Española de pedagogía musical y de la Sociedad española de musicología. A partir del año 1992 fue gerente de la OSPA de Oviedo a la que dió un gran impulso.  Entre sus libros cabe destacar Asturias, Canciones. 1980,  la música en la catedral de Oviedo en el siglo XVIII, Juan Paez .Villancicos, Juan Paez. Música litúrgica, Manuel de Falla y Asturias. Consideraciones sobre el nacionalismo musical, Enrique Villaverde. Obra musical con la que ganó el Premio Nacional de Investigación musical.  

Cuando estudiaba magisterio se consideraba imprescindible entre otras materias el conocimiento de pedagogía, francés y de música. Era un hito muy importante. Siempre se pensó que magisterio era una carrera fácil en cambio se exigían muchos conocimientos. Era complicado comenzar de cero en estas asignaturas para pronosticar éxito y te obligaba en concreto en el área musical a tener conocimientos de solfeo, de piano, se le atribuía mucha importancia y en muy poco tiempo el alumnado tenía que adquirir ciertas destrezas. 

Hago aquí una especial mención a Inmaculada Quintanal por su interés, preocupación, saber y dedicación a la música, y por hacer posible esto, era una mujer que sabía llegar al alumnado, tenía aquí un lugar destacado. Establecía el contacto entre el principiante o ya no principiante con la música y sabía  como hacer para que se pudiera utilizar en la enseñanza. Era su clase una clase activa donde implantaba una cultura intelectual y sensorial, emotiva que permitía el conocimiento sin tenerlo, la aptitud. La propuesta metodológica te llevaba al ritmo, a cantar, a tocar palmas y pitos y a crear tus propias composiciones. Conseguía que su propuesta adquiriera un alto nivel formativo además de una ilusión y motivación grande por construir. Es aquí donde te das cuenta de la importancia del profesor para transformar los objetivos, los contenidos, aquello a lo que se quiere llegar en resultados óptimos, la importancia de la conducta profesional para posibilitar logros y para dar y ofertar calidad.

Inmaculada Quintanal era una mujer con estudios de música, de piano, armonía, contrapunto y fuga, era profesora de musicología, de pedagogía musical, maestra y maestra de maestros, investigadora y escritora, autora de libros, recopiló canciones asturianas, y las adaptó para el alumnado y para los distintos niveles y etapas de la escuela. Era una mujer con una gran capacitación profesional, que hizo que tenga un perfil como docente socioprofesional  de un gran valor. Ella nos empujaba a saber, lograba contagiarnos su pasión, y nos guiaba a aprender, a creer y crear cultura y a saber transmitirla, nos ayudaba a ser maestros, a ese proceso integrador de ser personas, de ser lo que somos y como somos. 

Como docente ha desarrollado muchos proyectos musicales y ha sabido mantener su compromiso con Asturias y los asturianos. Ella era asturiana, de La Felguera, y citando a Uria Riu en uno de sus libros referente al siglo XVIII nos dice que los asturianos ya eran en esos tiempos sencillos y tolerantes, y que vivían en armonía, que no había distancias entre los de arriba y los de abajo y que estaban además acortadas por la relación común con una especie de mesocracia. Hace mención a la tarea cultural y a la formación de la gente, de una clase medianamente ilustrada y que un buen número de asturianos ocupa puestos importantes en las estructuras y que se elevó el nivel medio cultural de una forma muy considerable en las personas. Esto son las luces porque de alguna forma también habla de la idea del asturiano rudo, casi semisalvaje y supersticioso que serían las sombras de las que ya hablaba Jovellanos que con el tiempo entiendo que se ha intentado contribuir a valorar esto, las luces y las sombras de Asturias y los asturianos. Une en sus estudios aspectos sociales y culturales con la música combinando proyectos, llevando a cabo en Asturias una gran labor pedagógica, cultural y social, llegando a ser durante una década la gerente de la orquesta sinfónica del Principado de Asturias, velando por intereses de artistas, dándoles visibilidad y siendo un poco la madre, la manager artística de ellos, organizando la orquesta, conciertos y liderando contactos e intereses. Era una mujer abierta a la sociedad. El entorno circundante, la sociedad es un condicionante del profesorado y ella se ha preocupado de conocer bien la cultura musical y el modo de expandirla a través del alumnado, de la orquesta pudiendo así conseguir un mayor bien común, cooperando con el patrimonio cultural de la ciudad, de la comunidad, colaborando con el conjunto cultural y social, aportando una riqueza y ofreciendo más cultura, lo que para ella significaba igualmente más conocimiento profesional y personal. 

Hoy al hacer mención y homenaje a su persona voy hablar de los sentimientos, la admiración por la pasión que le ponía a la música, al arte, a la estética. Los sentimientos son inseparables de la actividad, de la simpatía de quién la imparte, de la energía vital que transfiere la persona que transmite, la alegría, la ilusión requiere una cierta actitud personal que era la de la docente y que nos hace  un contagio de emociones que nos lleva a participar, a experimentar una exaltación de estados afectivos del yo, personales. Te das cuenta que es el mismo que provoca cuando se ve una obra que te gusta, que te emociona, estimula tus propios sentimientos, lo que está dentro que parece dormido y estableces una relación, la del espectador con la obra, así con el área, con la asignatura. Es como un juego, una asociación, yo la hago ahora al escribir y afloran los sentimientos, los recuerdos. La vida es así también, apreciar a la otra persona, lo que nos dice, lo que nos quiere enseñar, apreciar su belleza digamos artística e intelectual. En el arte esta belleza es como una especie de creación de fantasía, es una creación mental. Cuando esta creación la llevas ya más a allá, a conocer, a saber, al exacto conocimiento de la verdad, de la realidad la conviertes en intelectual y en ciencia. Digamos que entre el arte y la ciencia hay un conocimiento sensible, hay un sentimiento interior que deriva de la sensibilidad y esto es un poco lo que a mí me transmitía la docente, esa sensibilidad, esa preparación necesaria para entender, para razonar, para poder sentir ese tipo de belleza estética, de gusto por la música, elevar así un poco más ese plano sentimental, hacerlo más bello, más feliz, más placentero. 

Para finalizar comentar que en su libro de canciones recoge partituras de canciones asturianas tales como el chalaneru, fui al cristu y enamoreme, la danza prima, tengo un mandilin en casa, que muchas de ellas las tocábamos y bailábamos en clase. Hoy en día se suelen bailar en los colegios el día del amagüestu y que fue tutora mía de prácticas, le tocó examinarme e ir a verme a la escuela cuando realizaba las prácticas y supervisar las clases y realmente sentí esa ayuda que da sentido y significado a la teoría permitiendo expresar sentimientos, emociones y sentirnos bien, muy agusto y disfrutar. 

¡HASTA SIEMPRE PROFESORA!

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