viernes, 8 de julio de 2016

La tierra que pisamos

 Afincado en Sevilla y nacido en Badajoz "Jesús Carrasco" es el autor del libro "La tierra que pisamos".

Escribe acerca de las personas que se tienen que enfrentar a una realidad donde no todas las piezas del puzle encajan. La protagonista es una mujer que lucha por encontrar sentido a su vida. Tiene que compartir su espacio con gente que no conoce indagando en la resilencia y en la empatia con el otro. Muchas veces el caminar por la vida es complicado y si unimos esto a la carga emocional la mayoria de las veces se obstaculiza con otro tipo de problemas. 

Os dejo textos entresacados del libro que me han llamado la atención por su dureza ante diferentes situaciones donde existe una toma de conciencia y de reflexión de la espinosa Paz. 

...Aquel hombre que hacía temblar los cimientos de mi mundo. El modo en que se enfurecía cuando el pequeño...no declinaba correctamente, o cuando volvía manchado del jardin. Lo agarraba de la oreja, tiraba hacía arriba y casi levantaba al muchacho. Lo zarandeaba y no fueron pocas las veces en que recibió bofetones y golpes en los dedos con la regla de madera. Yo le suplicaba que lo dejara, que era sólo un niño, y entonces el se volvía y me hundía con la turbidez de su mirada; la de quien ha bebido hasta hartarse la sangre bullente de los hombres. Una mirada cuyo recuerdo todavía me estremece y de la que aún quedan rastros en el fondo de sus ojos.

... Mi cuerpo, de alguna manera está sincronizado con el sol y el mismo eje que lo mueve debe de prolongarse y accionar algo en mí cuando asciende cadencioso por el este. Da igual que sea invierno o verano, que durmamos con las ventanas abiertas o cerradas, porque, generalmente, justo antes del alba me despierto... a esa hora que... duerme y yo aún no estoy tan despierta como para asumir la amargura de los días.

...Tarda en ser plenamente consciente de la situación en que se encuentra...¿Cómo podría haber sabido que sería mi debilidad quién me salvara? Y, ahora que lo sé, ¿Cómo se lo habría hecho entender?

...Ahora mide su cautiverio viendo pasar las estaciones, del mismo modo que había pautado su vida cuando era libre. La diferencia es que en ese lugar no tiene que estar atento a las siembras, las lunas y las maduraciones. Alli simplemente tiene que protegerse... Superarlo significa haber sobrevivido un invierno más y tambien disponerse a descender una pendiente en la que la vida, durante unos meses, no será absolutamente insoportable. El buen tiempo significa, por ejemplo, no tener que prestar una atención constante al calzado.

...¿Puede un lugar habitarse para siempre? los cuerpos en la tierra, los cuerpos en el sol. El aire que los envuelve. El dolor, que es el mismo para todos. ¿Acaso no estamos hermanados por él?.. Las herramientas nos unen a la tierra, las melodías se nos graban en el rincón más oculto de la mente y del corazón. Anidan en las profundidades como el recuerdo de los olores.

...Toda la vida huyéndonos. Toda la vida tapando la piel de las mujeres, hurtándoles a los niños las caricias. Y ahora, apagados los alientos, ironicamente mezclados. ¿Que hermosura hubiera sido esta cercanía en otro tiempo? Hombres, mujeres, ancianos, niños, familiares, amigos, desconocidos, reunidos. Juntos los cuerpos en una alineación indestructible. Quizás, como dicen, en algún momento fuimos uno. No un solo cuerpo, sino un solo ser. Nosotros, los árboles, las rocas, el aire, el agua, los utensilios. La tierra. 

                                                           Jesús Carrasco


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