miércoles, 17 de octubre de 2018

La cana

Emilia Pardo Bazán por motivos familiares ha viajado desde muy joven introduciendo en España distintas corrientes intelectuales como la novela policíaca y las ideas feministas. 

Escribía en un periódico de la época y contemplaba la sociedad desde muy distintos ángulos teniendo en cuenta distintos factores entre los que sobresalían los educativos, políticos y policiales de los que realizaba muchas críticas como reforma del sistema ya que culpabilizaba a la sociedad antes que a las personas.

El cuento de hoy lleva por título "La cana" y en él hay un crimen que la autora consideraría vulgar porque el móvil es el robo y que puede encuadrarse dentro de las novelas de detectives siendo este tema otra fuente de inspiración para ella.  

El relato cuenta la historia de un joven desgastado, marginado, miserable, jugador empedernido y capaz de matar sino consigue dinero. Siendo en este caso la muerte premeditada y no accidental. Su tía lo invita a pasar las navidades con ella y Cabrera que así se llama el protagonista obteniendo el permiso de su padre accede y se va al pueblo llamado "Estela" donde vive su tía . Llegó de noche así que prefirió no molestarla y quedar en la posada. 

Una vez allí salió por la noche tropezando con un compañero de colegio al que invitó a cenar. Lo vio con mal aspecto, como un mendigo y además le pidió dinero ya que lo necesitaba urgentemente esa noche. Le contestó que no tenía así que el amigo de nombre Laureano le dice que se lo pida a su tía que además tiene gato. Pensó que le iba a atracar así que este hecho hizo que le cogiera miedo y le dijera que cenaban en la posada.  Y como ya no quería estar con él le dijo que lo esperaba allí. 

Se dirigió el protagonista a casa de una amiga de cuando estudiaba la carrera de derecho que se llamaba Leocadía, tenía marido pero vivía en Filipinas. Le abrió la puerta y al comprobar que su marido había vuelto se fue lo mas pronto posible. 

Ya en la posada encontró al amigo algo mas limpio y con corbata, al verlo observó que llevaba una cana en el chaqué y él no podia apartar la vista de la cana.  Al terminar la cena el humor de Laureano cambió y se puso tétrico empezando a temblar y rompiendo una copa así que  se despidieron y Cabrera se fue a dormir. Le despertó el dueño del parador seguido de un inspector y dos agentes. Le acusaban del crimen de su tía ya que apareció estrangulada y la habían robado. Algo así había presentido pensando que aunque tarde tenía que haber quedado en casa de su tía. Tomando en cuenta las evidencias se le acusaba de haber ido a casa de su tía a eso de las siete, la criada no quiso abrirle pero insistió diciendo que era su sobrino y así le abrieron.   Entró en la sala pero la sirvienta no pudo observar la cara ya que la llevaba tapada con un sombrero. Ella se fue a la hora de la cena estando la alcoba cerrada hasta que al amanecer y acompañada de unas vecinas vio en el suelo a la victima bajo un colchón. Cabrera relató todo lo que hizo omitiendo lo de la amiga por discreción. Preguntó que si había declarado Laureano que cenó con él siendo el  que asesinó a su tia ya que era muy listo y sabia que su tía lo esperaba y que le pidió dinero y le amenazó con volarse los sesos. Se le vino la chispa de la cana y tras distintas indagaciones todo se solucionó pero desde esa situación tan turbia se encerró en la aldea y al "acercarse la Navidad no se levanta pues no quiere ver gente"

Finalizo con una frase escrita por ella en "Como en las cavernas" que dice:

"Yo tengo por crímenes vulgares los que llevan por móvil el robo, y no les llamo verdaderamente misteriosos nunca, porque el misterio, en un crimen, no consiste en que se ignoren los autores (a esta cuenta son misteriosos casi todos los crímenes que se cometen en España, donde nunca “son habidos” los autores susodichos).  El misterio de un crimen es su psicología, los abismos del corazón que descubre, la luz que arroja sobre el alma humana, sobre el estado social de una nación, sobre una clase, sobre algo que rebase los límites de la caja de caudales, la cómoda o el armario forzado, el baúl destripado, la cartera sustraída”. 

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