sábado, 13 de agosto de 2016

El movimiento

"Toda obra de arte es hija de su tiempo, muchas veces madre de nuestros sentimientos" 

Con esta frase comienza el libro Kandinsky De lo espiritual en el arte sitúandose en el momento social vivido dando significado a las formas culturales. Cada obra nace en un contexto determinado de la necesidad interior a lo que el autor denomina " la gran necesidad o semejanza del sentir íntimo". La dualidad entre forma y contenido. La relación y el problema que el artista tiene que resolver entre el qué y el cómo. La forma es el lenguaje, el color  "él cómo". La expresión es el significado "el qué" un qué espiritual basado en la comunicación entre artista y espectador y un cómo material. El artista siempre se preocupa por el cómo dejando sin pan espiritual al espectador. Así el espectador se aparta del artista, que no ve la finalidad de su vida en un arte sino que persigue objetivos más altos.
"Comprender" es formar y atraer al espectador al punto de vista del artista.  Una excepción es la belleza, lo bello, lo bueno como un ideal y que no agota el talento.

La vida espiritual a la que también pertenece el arte es un movimiento complejo pero determinado que conduce hacía adelante y hacía arriba. Este movimiento es el conocimiento. Y para que sea progresivo y ascendente tiene que realizarse con el sudor de la frente, a través del sufrimiento, de malos momentos, son razones oscuras surgiendo un hombre que lleva dentro una fuerza visionaria y misteriosa. Ese don a veces es una pesada cruz. 

La vida espiritual es un gran triángulo agudo dividido en secciones desiguales, la menor y más aguda dirigida hacía arriba. Cuanto más hacía abajo, tanto más anchas, grandes, voluminosas y altas resultan las secciones del triángulo. El triángulo se mueve despacio hacía adelante y hacía arriba. El vértice más alto está en el hoy. Y lo que para el hoy es comprensible resulta un disparate incomprensible para el resto del triángulo a los cuales será razonable mañana. A veces en el vértice más alto está un hombre solo. Los que están más próximos no le comprenden, indignados le llaman loco hasta un mañana. Todo el que vé más allá de los límites de su sección es un profeta para su entorno, Si no utiliza su visión o renuncia a ella será comprendido y ensalzado por sus iguales. Cada sección tiene consciente o inconscientemente hambre de pan espiritual y lo que hay es que trabajar incansablemente y luchar sin cesar.

El autor nos dice que los dotes de un hombre, el talento se termina convirtiendo en un pan venenoso de tal manera que el alma va descendiendo de una sección superior a una inferior y todo el triangulo parece estar parado y que en estos tiempos lo que importa es el éxito externo, los bienes materiales, el progreso técnico y todo lo espiritual es subestimado y pasado por alto. Los hambrientos y visionarios son ridiculizados o tenidos por anormales y que existe un miedo en las secciones superiores, una confusión, una inseguridad y esto se debe a la formación intelectual. saben que el científico, el político, el artista hoy venerado, ayer no era más que un ambicioso, un charlatán y un tramposo, blanco de todas las burlas e indigno de toda consideración. En cambio con él aparece una mano que indica el camino y ofrece ayuda.
"La teoría es la luz que ilumina las normas cristalizadas del ayer y de todo lo que precedió al ayer".
"Cuando la religión, la ciencia y la moral se ven zarandeadas y los puntales externos amenazan derrumbarse, el hombre aparta su vista de lo exterior y la centra en sí mismo"


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