sábado, 15 de enero de 2022

Los días perfectos

Los dias perfectos son esos dias que no ocurre nada extraordinario. Sí puede haber buenas noticias pero no pasa nada en el sentido de ese día tan espléndido y logrado o de amargar el día sino que contiene buenos momentos. Son días memorables desde que uno se levanta hasta que se acuesta.  De esos días que estás alegre y feliz aunque en el fondo siempre se sufra por miedo a que pase algo, por ese miedo a la finitud que es dificil de resolver cuando se está siempre a merced de otros y provoca esas angustias, oscurece la mente.

El libro me ha aportado mucho, inspirado, ilusionado y me ha llevado a lograr esa emoción que lleva a la vez a tener esos momentos y ha hecho que los días que ha durado su lectura hayan sido perfectos y los haya podido disfrutar. 

Hay gente que no quiere fotos ni recuerdos, porque no quieren apoyarse ni en imágenes ni en palabras ni en objetos, no quieren esto porque quizás prefieren vivir "en primera persona del singular" y no del plural, no tienen muy claro si es un bien conservar el recuerdo. Esto significa vivir para uno mismo, o enamorarse de uno mismo, sin querer perder lo que se tiene, lo que gusta, en lo que se cree, cada cual se plantea sus posibilidades y quiere ser la persona que quiere ser, la que sabe decir, decidir y sentir, hacer las cosas bien y se lo dice a sí misma, no es cuestión de egoismo ni de narcisismo sino de tener la propia vida, regresar a sí misma, cuando una siempre está a merced de los demás se despreocupa de su propia vida y luego tiene que regresar a ella y asumirla porque en realidad es la vida habitual, la cotidiana y no hay que ocultarla, sino considerarla con todas sus luces y sus sombras. 

Ser libre es complicado cuando se está a merced de los demás, y es muy dificil tener una vida propia si le parece agobiante porque luego cuando hay que volver a ella tiene que gustar. 

Hay un párrafo muy bonito respecto a todo esto en el libro que dice "Sentía mi vida como un enorme buque, cargado de contenedores apilados, algunos llenos de residuos tóxicos, otros llenos de ilusiones con fecha de caducidad, de responsabilidades, de preocupaciones, otros rebosantes de deseos reprimidos. Era un buque insoportable y lento sobre un océano demasiado ancho. Cada mañana uno se despertaba esperando que el mar estuviera tranquilo, que apareciera pronto un puerto donde poder descargar, porque en cada tormenta que habiamos pasado, todos esos contenedores apilados se habían desplazado, y el buque se había escorado ya peligrosamente". Como solución se buscó equilibrar todo esto, posar sobre el buque un contrapeso y navegar rápido para llegar a buen puerto y descargar al fin todos los contenedores, liberarse al final de residuos tóxicos, deseos reprimidos, preocupaciones y problemas, responsabilidades e ilusiones que se van a extinguir. Asi es todo en la vida, en la casa, en el trabajo, entorno, sociedad y hay que plantearse esto "llegar a buen puerto", con equilibrio, esto es lo perfecto "no puedes evadirte de todo ni de nada, pero tampoco quieres que la vida te genere esa evasión ni los demás". Tampoco hay que ocultar a los demás como se es porque llegariamos a ser unos auténticos desconocidos para nosotros mismos, no podemos convertirnos en desconocidos con la gente que queremos, la vida a la que pertenecemos, con las personas que convivimos. Resulta que muchas veces "nos ocultamos ante los nuestros" y somos "conocidos para otros", es decir, "somos conocidos para gente con la que disfrutamos de un trato íntimo entre desconocidos". Parece ser que llega un momento en la vida que solo se puede conversar con desconocidos, y aquí no hay temor a que vean a la persona tal cual es, no hay esas angustias y esas decepciones, y se pueden comentar hasta deseos mas ocultos, lo que se piensa, se cree, lo que se quiere y en lo que la persona comienza a convertirse. Hay una parte que nos dice que esto es ser y convertirse en un insoportable poético, en el peor de los sentidos, y significa a la vez, comenzar a atragantarse uno mismo de todo.  

Cuando se piensa en dejarlo todo o  te hacen señas que no, o que vas rápida, cuando dudas de los enigmas, de los misterios y en realidad es todo mucho más claro y entendible de lo que se piensa porque la alternativa siempre es concentrarse en lo que hay que hacer y hacerlo bien. 

Quizás la felicidad se piensa como algo que se reinvierte en todos, casa, familia, trabajo, entorno, sociedad y no es así. Cada uno tiene su propia vida y tiene que creer en ella, tener sus propios planes y proyectos, exprimir jugo a la propia vida y resolverlo bien. Y cuando se cansa del deber cumplido, de tanta perfección y de tener que planear tantas cosas y hacerlo bien se tiene necesidad de casa, mantina, sofa,  y comer tumbada viendo la tele, y dejar de "ser " persona, mujer, madre, esposa, docente, ciudadana"  y "estar". Querer a veces no ser pero si  "estar" y  tener igualmente días perfectos  porque te olvidas de todo y vives aunque vaguees. En este sentido el problema es el tiempo, que pasa rápido y exije igualmente el deber cumplido, y parece que agobia con sus dias, horas, plazos, no quiere para una misma los dias perfectos, por eso hay que tomar distancia de esto, del tiempo.

La COVID19 ha permitido digamos de alguna manera este aislamiento sensorial, de estar así sin hacer nada y verse a una misma, lo que afecta a la felicidad y el grado de familiaridad con la gente que se quiere y se convive. Ha permitido otro tipo de consideraciones, un conocimiento más profundo tanto del ser como del estar y también el parecer y la apariencia. "Entre la pena y la nada elijo la pena", dice aunque se sufra porque siempre aquí hay días perfectos, esa alegría y emoción que se pone por ejemplo en estas fiestas, el encanto, pensar como lo vas hacer quizás para cambiar la rutina, animarse una misma, eso ya es todo un regalazo. Es cierto, que a veces te destruyen cruelmente esa ilusión, de una forma dura, hieren la sensibilidad, cuando era tu momento, tu instante, lo habias hecho bien y no te dejaban ser y apuestas por el estar, así tranquila porque aunque se hayan roto unas ilusiones llevas a cabo otras y quizás mejores, cualitativas igualmente y quizás te sorprendes a tí misma de lo bien que lo has hecho. Aquí quizás empiezas a disimular con la sonrisa, ya para ti eso no tiene importancia y continuas la vida haciendo lo que tienes que hacer y sigues poniendole ganas e intentas hacerlo bien, lo mejor posible. Y cuando pasan o no te avisan pues no hay que darle importancia ahí ya no hay nada que hacer porque como dice el protagonista no se puede, se está atrapado en un movimiento pendular, del tiempo. Incluso te extrañas de que quizás los criterios no sean justos, no se entiende y se da muchas vueltas a la mente y eso afecta a una misma y en realidad puede evitarse. Despues de años y años investigando está todo mucho más claro en la importancia que tienen las cosas y las causas. No todos damos la misma importancia a las cosas, ese grado de importancia hace que a la vez se sea victima y verdugo. Esto llevado a la escuela es muy sencillo, personalmente me gusta mucho planificar, realizar programaciones, proyectos, tenerlo todo ahí plasmado, me parece que es una forma de ir hacía adelante, de avanzar, de poder desarrollarlo, a la vez de verte con el deber cumplido y la misión realizada, hace crecer y conseguir las propuestas, de alguna manera hace feliz y atrae, a la vez no le doy esa importancia, y es ahí cuando al restarle no la tiene, aceptar esto es importante porque además permite controlarlo. Hay gente que no tiene interés en esto ni en las reuniones, no conceden el privilegio de querer comprender y ante esto no hay que sentir malestar sino hacer lo necesario para que los tiempos sean pacíficos y estar preparados para entenderlos y buscar la autorealización. 

"La medida del tiempo en que una persona debe buscar la realización" es distinta  al momento en el que vive y se vive, "esa medida es lo contrario del instante. Y por lo tanto no se va a conseguir el logro al que se aspiraba y le va a extrañar las decisiones y en cambio "esa medida pasa a ser la medida de lo humano, de la vida, de lo que es una buena vida, una vida lograda, una vida racional, bien vivida, con buenos hábitos, buenos propósitos, buenos fines, buenos medios" que en realidad es a lo que se aspira. 

Se aspira a esto, y todo el mundo lo aspira, a "tener días perfectos, días logrados entre tantos inútiles. A tener buenos días, buenos momentos"  y en esto se invierte mucho dinero, mucho tiempo, mucha imaginación. Y va a más allá, esos momentos no tienen porqué ser excitantes, ni excesivos ni cargados de grandes noticias ni de promesas, ni agobiarse ni presionarse sino planear y pensar en hacerlo bien, en que salga bien, y vivir los momentos como tienen que ser, quizás sin que ocurra nada, sin derrotas ni victorias , sino que se está en ese día de la manera que se tiene que estar. Y esos días pues puedes hacer un montón de cosas, pasear, leer, escribir, dibujar, hacer lo que plazca y gusta, y sin temer nada, se está feliz, son días memorables, son días bellos y los vives plenamente. Quizás esa actitud de ser feliz, de querer hacer las cosas bien y con encanto, de una forma especial, con ilusión, como una comida o cena, estar con la gente que quieres,  no querer ser una mantenida sino ganarse la vida por una misma es bueno y suele terminar en derrota pero como decía en el post anterior la sabiduría consiste en esto también y aprender y vivir con ella igual que con la victoria. En realidad a veces no estamos conformes en lo que se hace ni en ser cómplices de eso y podemos planear y elegir entre otras muchas soluciones que iluminen y den igualmente color a nuestra vida.

Para finalizar lo hago con la cita que comienza el libro y comentar que el autor del libro es Jacobo Bergareche, que estudió Bellas Artes y lo dejó para hacer la carrera de Literatura y que es guionista y productor de series de ficción. Publicó además de la novela otras como "Estaciones de regreso" y cuentos y poemas. Nos dice en una entrevista que es escritor gracias a una profesora que le descubrió lo de leer, recitar y escribir y que es muy importante reconstruir la memoria porque sino se desvanece y se olvida y que  "los momentos felices son lugares que te permiten iluminar los días oscuros. Son un depósito de felicidad, hay que usarlos como una linterna".

"He reinado ya más de cincuenta años en la victoria o en la paz, amado por mis súbditos, temido por mis enemigos y respetado por mis aliados. Riquezas y honores, poder y placer, estaban a su disposición, ninguna bendición terrenal parecía estar fuera del alcance de mis deseos. En este predicamiento, conté diligentemente los días de pura y genuina felicidad que me tocaron: ascienden a catorce". Abderramán III


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