miércoles, 7 de noviembre de 2012

La etnografía


LA ETNOGRAFIA. LECCIONES DE VIDA (Escrito realizado en el verano del 2007)


"La etnografía en un instrumento que potencia la mirada del curioso y del analítico...El etnógrafo es, entonces, un escritor, un creador de imágenes que muestra los caminos de lo que esta mas allá de lo evidente. Pero también es un ser analítico y observador, especializado en mirar detenidamente y por largo tiempo, casi un esteta, casi un místico". Jesús Galindo


La etnografía es uno de los métodos de la investigación social, del griego- ethnos (εθνος) - "tribu, pueblo", grapho (γραφω) - "yo escribo"; literalmente "descripción de las tribus, descripción de los pueblos. Consiste en recoger y recopilar escenas y datos de las mismas, posteriormente escribirlos, describirl@s, ordenarl@s y detallarl@s. Es un método más que una técnica. La técnica sería la entrevista, la observación, la charla y discusión, etc. Los datos que se van adquiriendo de las escenas observadas. El método es lo que se hace con todo ello, su análisis y puesta en práctica de interpretación del mismo. Ver resultados, cambios experimentados, etc.  .
El etnógrafo se va formando a través del tiempo, podemos decir también que requiere tiempo para su formación, la misma mejora con la experiencia, con el paso de los años, sus sensaciones, percepciones y mirada reflexiva es lo que le da sentido de poder aplicar el método cada vez con más rigor, seriedad y sentido. El aprendizaje se adquiere con el tiempo y sólo mejorará técnicamente con los años. El indagador, por más que quiera no es ajeno al contexto que observa, y éste no le perdona su presencia.
La observación, la escucha atenta, el sentido común, la intuición, la percepción, las sensaciones, la mirada, la opinión, la intención y la reflexión acerca de lo que el investigador/ investigadora son testigos, son elementos, entre otras características, de la etnografía.
El ejercicio se realiza en silencio pues es la mirada, el ojo y el cuerpo quienes perciben la escena. Posteriormente tienen que situarse en el escenario y realizar las configuraciones de las experiencias de vida. También puede hacerse por la escucha, el tacto, el gusto, el olfato. El cuerpo (exterior e interior) son los hijos de la palabra. Describir, expresar, actualizar, la lengua y el habla son fundamentales para obtener un análisis profundo y real que vaya del exterior al interior y del interior al exterior y así poder realizar la interpretación correctamente.
El etnógrafo no puede dejarse capturar por imágenes y palabras. Tiene que aprender a interpretar tanto los sucesos como las actitudes a la hora de realizar los análisis de su trabajo. Entender, criticar, contrastar lo que vive con lo vivido es lo que le permite relacionarse de otra forma.

La docta ignorancia puede ser definida como una disposición para interrogar, para reconocer la dificultad en acceder a la verdad y aún así insistir en su búsqueda, es lo que Nicolás de Cusa llamó “docta ignorancia”: “Así pues a ningún hombre, por más estudioso que sea, le sobrevendrá nada más perfecto en la doctrina que saberse doctísimo en la ignorancia misma, la cual es propia de él. Y tanto más docto será cualquiera cuanto más se sepa ignorante” (1973, 27)
La docta ignorancia y la docta ingenuidad son esenciales tanto para reconocer los límites como para poder continuar profundizando pues son actitudes sanas que hacen que el deseo de aprender, de descubrir, de conocer, sean motores esenciales que permiten continuar el proceso estudiando y avanzando en formación. El propio análisis es el que te forma en la teoría y en la práctica como psicoanalista, con un haber, un estar y un saber. Y, esto es el bagage que uno tiene y que va adquiriendo a través de las lecciones de vida pues no solo las observa sino que las experimenta. Eso que no sabe, que se cuestiona es su propio análisis inconsciente.
Son cualidades del investigador además de la ignorancia y de la ingenuidad, su saber estar que es su esencia, su disposición, su creer no solo en sí sino en los demás y en el contexto. Su forma de ser siempre dispuesta a cuestionarse y a mejorar. También es una cualidad sus elucubraciones, de las mismas tiene que esperar al pensamiento y a las decisiones del otro y al contexto dónde ambos se interrelacionan y viven. 

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