Hoy se cumple el cuarto aniversario de la muerte de José Manuel Esteve Zarazaga, profesor e investigador de Pedagogía. Catedrático de
Teoría e Historia de la Educación y doctor Honoris Causa por la Universidad de Oviedo.
Destacó por sus numerosos estudios acerca de la actividad
docente y la figura del profesor.
Como persona y pedagogo se ha distinguido por su humanidad. Dirigiendo siempre su mirada hacía el alumnado con una gran pasión y vocación para construirse como personas.
Entusiasmo y comprometido plasma sus ideas en sus numerosos libros, tales como “Pasión por enseñar, Profesores en conflicto, La formación del sentido
crítico, El malestar docente, Los profesores ante el cambio social, La Tercera
Revolución educativa", etc
En el campo científico ha
destacado por sus grandes aportaciones acerca de la docencia, de la imagen
social tanto de ella como la del docente, la metodología y la atención práctica a
los problemas que presentan los profesores en el ejercicio de su labor.
Ha aportado sus conocimientos científicos sobre la salud del profesorado estudiando las reacciones de los profesores ante la presión social y abordando el papel de las emociones para que se tomara conciencia de la incorporación de los aspectos emocionales en la formación y a que se dignificara la profesión docente. Trata de comprender los factores que provocan el malestar y pone en práctica la inoculación de la técnicas del estrés.
Aporta soluciones a las nuevas exigencias educativas e invita a centrarse en la pedagogia como base educativa y en los cambios en la formación docente dado los avances en el mundo demandando un papel diferente en las instituciones como preparadoras de profesionales especializados.
Comunica a la sociedad que los profesores son los chivos expiatorios del sistema, de las crisis, de los cambios, que se les pide una educación de calidad para todos cuando los sistemas de enseñanza y aprendizaje siguen siendo selectivos y anclados en el pasado.
Describe los 12 factores de cambio social que
permiten entender el sentido y los problemas actuales de la profesión docente,
la sitúa dentro de su contexto histórico más inmediato y aporta criterios desde
los que poder afrontar las nuevas demandas de la sociedad hacia el sistema
escolar.
En La tercera revolución educativa defiende,
con cifras y argumentos, que gracias al esfuerzo de los profesores, en el
momento actual tenemos los mejores sistemas educativos que hemos tenido nunca,
aunque paradójicamente, el éxito de la plena escolarización de todos los
alumnos, con su enorme diversidad, esté planteando desafíos que no existían en
los sistemas fuertemente excluyentes de épocas anteriores
Amplia que el objetivo final, aquel que define el éxito de
la educación, es el de haber contribuido a desarrollar la autonomía de aquellos
a quienes educamos, de manera que ya no seamos necesarios en el gobierno de sus
vidas. Por eso, educar es un compromiso con la libertad y con la memoria.
Han pasado cuatro años de su muerte pero sus planteamientos de reorganizar los sistemas educativos para responder a los nuevos desafios y de ser capaces de superar las nuevas dificultades siguen hoy vigentes ya que la educación siempre está en constante cambio.
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