El pasado 24 de Abril nos dejaba Elena Cuesta. Lo hacía a una avanzada edad, 93 años. Fue una mujer luchadora y trabajadora que en Oviedo fundó "La Sombrería Albiñana". La regentó junto a su marido y ahora lo hacen sus hijos. Hizo su propia escuela con sus sombreros.
"La Sombrería Albiñana" es conocida en Oviedo por "lo inusitado de sus sombreros", su gran originalidad, boinas, gorras, viseras, chisteras, pamelas, sombreros, y sus complementos tan originales de paragüas, pañuelos, carteras, bufandas, bolsos, todo muy innovador y creativo que supone ¡ Una gran novedad! y que hizo preservar el talante, el carácter y el negocio en la vida de Elena Cuesta.
Era una mujer muy trabajadora y apreciada por sus empleados y por su gente, tenía una dedicación plena tanto en casa como en el trabajo. En un artículo de prensa nos dice que ella lo pasó mal cuando se jubiló, porque para ella era lo mismo que sentirse enferma, era una mujer profesional y su trabajo además de ser un medio de vida porque tenía una familia e hijos, era su pasión, su vida, .
A mi me gusta asociar y ver las historias, lo positivo de la gente. Elena Cuesta era una mujer mayor y que le dió mucha importancia a los sombreros. Una mujer así es una mujer especial, culta, visionaria dicen muchos. Su trabajo era también arte, y no solo en el gusto por el sombrero sino por el conocimiento, el tejido, el cuidado, los colores del sombrero, los complementos, la importancia que le daba a esto.
Hoy este post va dedicado a ella y a todas esas personas que luchan en su vida por su trabajo aún como ahora con la pandemía en circunstancias adversas.
La vida es existencial y en ella hay que ser agradecido y saber dar las gracias tanto a todas esas personas que se dedican a hacerte la vida un poco más feliz cómo a cambiarte la actitud. Asi se hace cuándo te pones un sombrero, te apetece mirarte al espejo, dar vueltas, la magia, Mary Poppins y el sombrero, el paragüas, esa vida de ilusión, de recuperar a ese niño que todo el mundo lleva dentro, Esa ayuda para salir de situaciones y encontrar esa alegría, pasa con los disfraces, ahora en las fiestas y eventos se ponen todo tipo de sombreros con la idea de disfrutar, divertirse, de verse bien, animado. Alicia en el País de las maravillas y el sombrerero loco y que tenía que ver con la profesión y con la enfermedad pero en realidad la locura era que vivía en el Pais de las maravillas y que parece que vivir así y ser feliz y tener placer parece que no es sensato, no es el comportamiento esperado.
En la vida hay que ser agradecido y hay que saber dar las gracias a todas aquellas personas que explican su vida, con la esperanza de ser ayudados y de salir quizás de su propio destino marcado y a la vez a las que escuchan porque ambas partes comprenden, aprenden, avanzan.
Cada persona es su historia, una biografía y a través de sus percepciones, sentimientos, pensamientos, acciones, se construye, todos somos únicos, como única era también Elena Cuesta
La sombrerería Albiñana ha sido premiada muchas veces, fue Premio Nacional de Comercio Interior, tiene el Premio a la Innovación, por su aportación, ideas, por su gestión, Premio a la mejor iniciativa. Ha sido un comercio que ha sabido evolucionar con los tiempos y adaptarse a las nuevas tecnologías, a las redes sociales, tiene facebook, twiter, instragam, pintarest, blog propio, llegando a ser finalistas del mismo. Fué premiada en el concurso de escaparates realizado por Opera Oviedo.
Nos recuerdan a la recogida de uno de los premios una frase de Darwin que me gustó mucho para incorporarla aquí y que dice "Las especies que sobreviven no son las más fuertes sino las que mejor se adaptan a los cambios".
Los sombreros sirven para proteger la cabeza, según la época variaba la forma y la calidad. Edward de Bono, del que ya hice un post, decía que según el sombrero era la actitud y que cuando se posaban en nuestra cabeza cambiábamos el comportamiento.
"Quitarse el sombrero" era muestra de respeto, era un saludo, además de demostrar elegancía, admiración "me inclino delante de tí", también significaba paz y en espacios cubiertos se quitaban.
En Agosto de 2019, escribí en torno al libro de Elvira Lindo "30 maneras de quitarse del sombrero" que la autora escribió pensando en mujeres que eran referentes de vida y que habían estado durante la misma en silencio, trabajando sin parar. Ella hablaba de esas mujeres trabajadoras que no podian permitirse enfermar. Ellas sabían que tenían que trabajar, que tenían que seguir e intentaban siempre sobreponerse. Elena Cuesta era una mujer para quitarse el sombrero.
En el blog de "Sombrería Albiñana"hay un post que habla de esto "la magía del sombrero" y que hemos visto salir de los sombreros, desde conejos a una paloma, pañuelos, pelotas, e incluso grandes llamas. Que los sombrereros son un poco magos y que viendo a una persona ya saben que tipo de modelo de sombrero le va lucir mejor.
En el relato "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero" nos cuentan la historia de un profesor extraordinario, con grandes habilidades pero a veces le sucedían cosas extrañas, confundía las caras, los nombres y el alumnado se lo tomaba como anécdota, con humor, el entendía que los errores eran ridículos, que no tenía porque tomárselos en serio pero en realidad tenía un problema real con lo animado, con esa magia del sombrero. Había aquí una historia de vida muy peculiar. El "Yo" es muy importante, saber escuchar también, aquí está implicada la personalidad, el carácter, la forma de ser, de vivir, y los problemas de la propia persona, todo lo humano, su mundo, aquí están también las derrotas, los desgarros, los quebrantos. Hay momentos en la vida que se está con más estrés, presión, más eufórico o nervioso, y todo son impulsos de héroes, guerreros, victimas y mártires que alteran a la persona, se ve desalmada, desaparece una forma de sentir. No puede ser todo tan abstracto ni estadístico hay que relacionarlo con el sentimiento, las emociones, con la persona, las experiencias que cada uno tiene o ha tenido, en realidad todo constituye una investigación y un estudio de caso.
Para finalizar comentar que cada cultura tiene su sombrero existiendo multitud y variadas clases de sombreros. Si se hace un recorrido por los sombreros del mundo cada uno tiene sus características que dependen de la identidad cultural y cada uno de ellos hace volar la imaginación, tiene su magia pero también tiene su forma de ser, de vivir.
Elena Cuesta y sus sombreros nos hicieron la vida un poco más agradable, más mágica, una ventana de ilusión, con todo ese gran trabajo artesanal, delicado y a la sombra y que sus sucesores siguen llevando y realizando.
¡GRACIAS ELENA Y HASTA SIEMPRE!
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