El titulo de este artículo es el mismo que le puso Arthur Balaskas a uno de sus libros, con la idea de evitar hábitos sedentarios dando al cuerpo potencialidad y bienestar fisico ¿trabajas para vivir o vives para trabajar?. El cuerpo no solamente permite trabajar sino disfrutar de las cosas sencillas de la vida y no podemos descuidar nada. El libro comienza diciendo que nuestro cuerpo es nuestro amigo, nuestra casa, somos el hogar, nuestro ecosistema y tenemos que interactuar con nuestra parte fisica, con nuestra vida propia y mantenernos sanos con nuestros comportamientos. Sugiere una mirada a nuestro interior, a nuestra intimidad, a aceptarse, a ser lo que somos y a lo que aspiramos, a mejorarlo mediante el ejercicio, a cuidar esa luz interior, ese carácter que tenemos con nuestras reacciones, impulsos, descubrimientos, con nuestras pulsaciones y latidos del corazón, a vivir la realidad con lo que la memoria ha almacenado.
En la vida y según la edad siempre nos vamos marcando objetivos o al revés la vida nos los marca según la edad: Estudiar, aprobar exámenes, aprender a conducir, a cocinar, a planchar, etc., trabajar, tener hijos, comprar la vivienda, ir de vacaciones, vivir feliz con dignidad y con fuerza el día a día, etc. Vas siguiendo una escala de prioridades que tú sola puedes entender.
Siempre andas con la mosca
tras la oreja para que no pase nada e intentas controlarlo todo y estar sana, ser una persona alegre, superar el dolor. Te das cuenta que vivir
las realidades es complicado, requiere mucha paciencia, ciencia y conocimiento sensible.
Y es complicada la convivencia. Podemos pensar que consiste en aceptar opiniones, tener una visión de las ideas, refugiarnos de lo que nos rodea, vivir en comunidad, en solidaridad, etc... humanizar al instante la propia experiencia vital, conectar las ideas y la vida.
El árbol de la vida tiene como fruto la inteligencia que crea, elabora, innova, que contiene semillas que clarifican el corazón y no cabe duda de la importancia de la estructura, del cuerpo, de la presencia.
Una forma de entender el mundo y hacerlo con agrado es ir superando límites, darte cuenta que a veces lo que es lento tiene su velocidad y lo que es rápido su pesadez y que todo tiene su profundidad e importancia y viceversa. La elegancia de saber hablar de una forma clara, directa y comprensible, opinar sin sentar cátedra, hablar con mesura y compartir con placer las experiencias, las ideas con el fin de ayudar a otros que están en la misma situación.
Para terminar quizás podía dar testimonio de trabajos realizados en esa búsqueda de tesoros, de esos secretos guardados en los cuadernos pero me he dado cuenta que durante el trayecto de mi vida he ido aprendiendo a recorrer el camino y es lo que voy escribiendo y deduciendo de los mismos.
Termino con una reflexión que me ha gustado de Tino Pertierra, escritor y periodista que colabora con la Nueva España:
"La victoria es, a veces, irrelevante frente al verdadero placer que causa el dominio de una situación, cuando el error controlado puede convertirse en una forma de demostrarse a uno mismo que, llegado el caso, la renuncia voluntaria es un camino a la excelencia".
Y es complicada la convivencia. Podemos pensar que consiste en aceptar opiniones, tener una visión de las ideas, refugiarnos de lo que nos rodea, vivir en comunidad, en solidaridad, etc... humanizar al instante la propia experiencia vital, conectar las ideas y la vida.
El árbol de la vida tiene como fruto la inteligencia que crea, elabora, innova, que contiene semillas que clarifican el corazón y no cabe duda de la importancia de la estructura, del cuerpo, de la presencia.
Una forma de entender el mundo y hacerlo con agrado es ir superando límites, darte cuenta que a veces lo que es lento tiene su velocidad y lo que es rápido su pesadez y que todo tiene su profundidad e importancia y viceversa. La elegancia de saber hablar de una forma clara, directa y comprensible, opinar sin sentar cátedra, hablar con mesura y compartir con placer las experiencias, las ideas con el fin de ayudar a otros que están en la misma situación.
Para terminar quizás podía dar testimonio de trabajos realizados en esa búsqueda de tesoros, de esos secretos guardados en los cuadernos pero me he dado cuenta que durante el trayecto de mi vida he ido aprendiendo a recorrer el camino y es lo que voy escribiendo y deduciendo de los mismos.
Termino con una reflexión que me ha gustado de Tino Pertierra, escritor y periodista que colabora con la Nueva España:
"La victoria es, a veces, irrelevante frente al verdadero placer que causa el dominio de una situación, cuando el error controlado puede convertirse en una forma de demostrarse a uno mismo que, llegado el caso, la renuncia voluntaria es un camino a la excelencia".
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