lunes, 31 de marzo de 2014

Octavio Paz y el laberinto


  Hoy se celebra un siglo del nacimiento de Octavio Paz. Fue uno de los escritores más destacados del siglo XX, premio Novel de literatura, poeta y ensayista. Se dice que es todo un mito, una leyenda, una celebridad que podía estar más allá del bien y del mal.

Una de sus grandes obras fue “El laberinto de la soledad” dónde trata la filosofía y el comportamiento del hombre mexicano a través de los tiempos. Para el escritor el mexicano resulta un ser cargado de tradiciones que actúa obedeciendo a la voz de la raza. En todas sus dimensiones: presente, pasado, de frente y de perfil. Trabaja su pensamiento y su identidad. Las raíces son secretas y le atan a la política, a la cultura y a la tradición. Le encaminan a adiestrarse en sus reacciones. Son reservados y escépticos.

El poeta analiza la esencia, la mentalidad del pueblo y dice que el origen, la forma de comportarse está en el inconsciente y su causa principal es el interior espiritual. Comenta que la historia del país es la que provocó el sentimiento pesimista. El carácter es cerrado a pesar de tener una imagen abierta y alegre y que la aficción a las fiestas es como escape del propio yo. Se trata de un pais dual y enmascarado, muy dificil de conocer y de abarcar dónde se mezclan dos razas. . Esconden realidades que nada tiene que ver con la libertad y la democracía.

En su obra estuvo presente tanto el existencialismo como el surrealismo. Dice que vivimos el fin de la idea de arte moderno. El valor supremo ya no es el futuro sino el presente. El futuro siempre nos está indicando que no es el momento, mientras que el presente es el ahora, si uno quiere la felicidad es en el momento actual.

Os dejo algunas  frases que se pueden encontrar en el libro "Vuelta a El laberinto de la soledad": 
  • El mexicano puede doblarse, humillarse, "agacharse" pero no "rajarse", esto es, permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad.
  • Su inferioridad (de la mujer mexicana) es constitucional y radica en su sexo, en su "rajada", herida que jamás cicatriza.
  • La imagen del padre se bifurca en la dualidad de patriarca y de macho. El patriarca protege, es bueno, poderoso, sabio. El macho es el hombre terrible, el chingón, el padre que se ha ido, que ha abandonado a la mujer e hijos. La imagen de la autoridad mexicana se inspira en estos dos extremos: el Señor Presidente y el Caudillo.
  • Toda la historia de México desde la Conquista hasta la Revolución puede verse como una búsqueda de nosotros mismos, deformados o enmascarados, con instituciones extrañas y de una forma que nos exprese.
  • La mexicanidad es una manera de no ser nosotros mismos, una reiterada manera de ser y vivir otra cosa.
  •  Los campesinos son cultos aunque sean analfabetos. Tienen un pasado, una tradición, unas imágenes (en Vuelta a El laberinto de la soledad).
  • En México el poder es más codiciado que la riqueza. Si es usted millonario, le será difícil —casi imposible— pasar de los negocios a la política. En cambio puede usted pasar de la política a los negocios.
  • Viejo o adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o licenciado, el mexicano se me aparece como un ser que se encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la sonrisa. 
  • La resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de la victoria nos conmueve la entereza ante la adversidad.
  • El cristianismo condena al mundo; el indio sólo concibe la salvación personal como parte de la del Cosmos y de la sociedad.


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