Uno de los pilares más importantes de una
sociedad es la educación. Gran parte del profesorado
lleva muchos años haciendo esfuerzos y cumpliendo funciones que exceden sus
obligaciones, y si por encima de esto vienen más recortes duele. Y, lo que más
duele, más que la cuestión económica, es que algunos
representantes públicos minusvaloren un trabajo que es muy importante para la
sociedad.
Países con
mejores sistemas educativos que el nuestro atraen hacia la docencia al mejor capital humano
porque a la vuelta es una buena inversión. Los maestros con los que cuentan están encuadrados dentro de las personas más
preparadas, inteligentes y motivadas. Y, tiene su lógica porque son las
personas destinadas a preparar a los jóvenes que son los que van a construir el
futuro de la sociedad.
Un factor determinante de no elegir la
profesión en países como el nuestro es debido al sueldo y al escaso prestigio
del maestro que hace que jóvenes
talentosos opten por otra profesión.
Las sociedades avanzadas con expectativas educativas basan sus valores en el esfuerzo, el rigor académico y
la exigencia. El docente tiene que estar siempre en la vanguardia de su campo.
También es responsable del éxito o del fracaso de su gestión. Si
se va a ser profesor de lengua, de matemáticas, además de la carrera que
reciben como filólogos y matemáticos, se les añade la especialización de pedagogía.
Es sorprendente,
aún hoy en día, que cualquier otro profesional, sea banquero,
abogado, ingeniero, médico tenga mayor prestigio y cuente con mayores beneficios que un maestro.
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