"La vida en cuatro letras" es el libro escrito por Carlos López Otín, científico e investigador español . Nos habla sobre los secretos del origen de la vida, el genoma humano, la diversidad, la enfermedad y la felicidad. El autor nos dice que siempre pensó que era mucho más dificil entender el universo que la vida, en cambio lo más incomprensible del universo es que es comprensible y esto es gracias a la ciencia.
Nos habla de cuatro letras como base para entender la vida, diferentes y emparejadas, y que llevan unas a otras como una cadena. Las letras que denomina como químicas de la vida y que les da un inmenso valor en el lenguaje son la AGTC. Hay mentes maravillosas para descifrar códigos tanto matemáticos como de lenguajes, de combinaciones de números y de letras y que llevan a conceptos, a síntesis. Une aquí lo cuantitativo y lo cualitativo dibujando un panorama de extraordinaria complejidad y diversidad. Añade otras formas de pensar y que trascienden en el funcionamiento del cerebro y que derivan de la utilización de múltiples lenguajes moleculares de la vida y convenciendo a los lectores que la vida es una historia ómica.
Nos habla del concepto de felicidad como ausencia de dolor, ausencia de enfermedad y ausencia de disbiosis. El dolor ya sea físico y emocional, une aquí felicidad a salud, una persona es feliz sino tiene dolor. Dice que la enfermedad surge de tristezas del alma, de melancolías mal resueltas. Y el concepto de disbiosis muy relevante para la felicidad ya que es el desenbalance, la pérdida de equilibrio. Su ausencia permite el equilibrio. Amplia que mucho del dolor humano no tiene porque pasar, no se tiene porque comprometer ese estado de felicidad al que se dirige nuestra evolución. La enfermedad humana tiene su origen en los riesgos. Al exponernos a un ambiente muy agresivo para nuestra integridad se sufren unos daños que hay que reparar, segun la intensidad y la frecuencia los resultados de la reparación pueden ser insuficientes para asegurar, corregir los errores y los defectos.
Las sociedades humanas actuales son complejas y diversas. Necesitan un mínimo de equilibrio entre el necesario altruismo y el natural egoismo y poder así sostenerse. La ruptura de este equilibrio en algunos individuos puede provocar satisfacciones individuales, personales pero es un gran problema para la felicidad colectiva.
El autor nos dice que la vida es imperfecta y que el dolor y el sufrimiento lo causan las enfermedades.Que lo importante es lo humano, la búsqueda de la felicidad, de comprender, de expresarse. Una cosa es el código genético y otra lo humano, las formas, la divulgación del conocimiento, los comportamientos, el aspecto, las diferencias, los lenguajes de la vida. Los genes son como el diccionario del genoma y combinados permiten crear lo que somos y lo que podemos llegar a ser. Lo humano es menos del 10 % de nuestro cuerpo. No cabe duda que afecta al futuro y aquí caben preguntas. ¿Es el futuro mejor que lo actual? ¿Están las capacidades personales escritas en el genoma? ¿Se pueden impedir las condiciones, los condicionantes que no permiten desarrollar las capacidades, cumplir las responsabilidades, desempeñar bien las funciones? Queda mucho que aprender acerca de la felicidad porque los genes pueden según que variantes considerarse más o menos felices para la vida o consigo mismos. Pueden más o menos conformarse pero otra cosa es la aventura de la vida, el diálogo cotidiano con el ambiente que nos rodea. Según su teoría lo humano es poco, es decir hay más de inhumano en términos genómicos. En el cuerpo hay más células bacterianas que humanas y esto incrementa igualmente la inhumanidad. No obstante ayudan a distinguir lo propio de lo ajeno, destruyen toxinas peligrosas para las células, producen vitaminas, etc.
Finalmente nos dice que está en nuestras manos el disfrutar, el hacer un gran esfuerzo en el arte de vivir, que no son solo las luces, con sus talentos y potencialidades ni las sombras, las que predisponen a la enfermedad sino interpretar los distintos lenguajes, entenderlos, coordinarlos y poder mantener la balanza de la vida a lado de la armonía, de la paz, de la felicidad. Nada tiene sentido en la vida sino es a la luz de la evolución. Los genes a cada instante de la vida toman decisiones, la cuestión principal está en expresarse o no expresarse, cada gen habla por si mismo y a su debido tiempo pero tiene que saber cuando transmitir su mensaje.
Nos habla de cuatro letras como base para entender la vida, diferentes y emparejadas, y que llevan unas a otras como una cadena. Las letras que denomina como químicas de la vida y que les da un inmenso valor en el lenguaje son la AGTC. Hay mentes maravillosas para descifrar códigos tanto matemáticos como de lenguajes, de combinaciones de números y de letras y que llevan a conceptos, a síntesis. Une aquí lo cuantitativo y lo cualitativo dibujando un panorama de extraordinaria complejidad y diversidad. Añade otras formas de pensar y que trascienden en el funcionamiento del cerebro y que derivan de la utilización de múltiples lenguajes moleculares de la vida y convenciendo a los lectores que la vida es una historia ómica.
Nos habla del concepto de felicidad como ausencia de dolor, ausencia de enfermedad y ausencia de disbiosis. El dolor ya sea físico y emocional, une aquí felicidad a salud, una persona es feliz sino tiene dolor. Dice que la enfermedad surge de tristezas del alma, de melancolías mal resueltas. Y el concepto de disbiosis muy relevante para la felicidad ya que es el desenbalance, la pérdida de equilibrio. Su ausencia permite el equilibrio. Amplia que mucho del dolor humano no tiene porque pasar, no se tiene porque comprometer ese estado de felicidad al que se dirige nuestra evolución. La enfermedad humana tiene su origen en los riesgos. Al exponernos a un ambiente muy agresivo para nuestra integridad se sufren unos daños que hay que reparar, segun la intensidad y la frecuencia los resultados de la reparación pueden ser insuficientes para asegurar, corregir los errores y los defectos.
Las sociedades humanas actuales son complejas y diversas. Necesitan un mínimo de equilibrio entre el necesario altruismo y el natural egoismo y poder así sostenerse. La ruptura de este equilibrio en algunos individuos puede provocar satisfacciones individuales, personales pero es un gran problema para la felicidad colectiva.
El autor nos dice que la vida es imperfecta y que el dolor y el sufrimiento lo causan las enfermedades.Que lo importante es lo humano, la búsqueda de la felicidad, de comprender, de expresarse. Una cosa es el código genético y otra lo humano, las formas, la divulgación del conocimiento, los comportamientos, el aspecto, las diferencias, los lenguajes de la vida. Los genes son como el diccionario del genoma y combinados permiten crear lo que somos y lo que podemos llegar a ser. Lo humano es menos del 10 % de nuestro cuerpo. No cabe duda que afecta al futuro y aquí caben preguntas. ¿Es el futuro mejor que lo actual? ¿Están las capacidades personales escritas en el genoma? ¿Se pueden impedir las condiciones, los condicionantes que no permiten desarrollar las capacidades, cumplir las responsabilidades, desempeñar bien las funciones? Queda mucho que aprender acerca de la felicidad porque los genes pueden según que variantes considerarse más o menos felices para la vida o consigo mismos. Pueden más o menos conformarse pero otra cosa es la aventura de la vida, el diálogo cotidiano con el ambiente que nos rodea. Según su teoría lo humano es poco, es decir hay más de inhumano en términos genómicos. En el cuerpo hay más células bacterianas que humanas y esto incrementa igualmente la inhumanidad. No obstante ayudan a distinguir lo propio de lo ajeno, destruyen toxinas peligrosas para las células, producen vitaminas, etc.
Finalmente nos dice que está en nuestras manos el disfrutar, el hacer un gran esfuerzo en el arte de vivir, que no son solo las luces, con sus talentos y potencialidades ni las sombras, las que predisponen a la enfermedad sino interpretar los distintos lenguajes, entenderlos, coordinarlos y poder mantener la balanza de la vida a lado de la armonía, de la paz, de la felicidad. Nada tiene sentido en la vida sino es a la luz de la evolución. Los genes a cada instante de la vida toman decisiones, la cuestión principal está en expresarse o no expresarse, cada gen habla por si mismo y a su debido tiempo pero tiene que saber cuando transmitir su mensaje.
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