Se dice que la magia existe, que está en muchas partes, y que es lo que lleva a que continúes avanzando y salgas hacía adelante. El libro" En un rincón del alma" es algo así pues descubres afinidades, semejanzas en parentescos, en características y rasgos comunes, imágenes que se tienen de personas y recuerdos quizás de uno mismo.
La autora comienza con el agradecimiento a su suegro:
"A mi suegro, donde quiera que esté. Sé que él me habría dado un paraguas rojo para cobijarme, para cobijarnos".
Es de bien nacidos ser agradecidos y a veces "dar las gracias" es una especie de venerar y honrar a los demás, obliga a estimar algo que nos han concedido, un sentimiento, una correspondencia. Tanto "dar las gracias" como "saber pedir perdón" son costumbres que olvidamos. Hay que saber agradecer lo que alguna vez hicieron por nosotros y pedir perdón si no hemos sabido agradecerlo.
El libro comienza describiendo a Felipa, una mujer a la que la vida se le escapó de las manos. La autora la retrata con frases como:
- "Tenia una belleza singular, carácter huidizo, desarraigado, faz con un toque de frialdad, arrastraba su cuerpo delgado, casi famélico, caminaba en silencio, ensimismada, haciendo un gran esfuerzo,..."
A una de sus hijas "Jimena" que al hablar de su madre respecto a su relación comenta que "parecía una sombra a la que nunca logró prestar atención, que siempre le faltó tiempo para atenderla y que entendía su falta de tiempo, pero "jamás pudo comprender la carencia de justicia en la repartición del mismo".
Jimena y los vínculos de apego respecto a su madre a la que exigía atención, tiempo y escucha. A su vez la madre la acusaba de hablar demasiado: "la fuerza se te va por la boca. Hablas demasiado, como no rectifiques tu forma de ser, tendrás muchos problemas". A lo que ella contesta:
Jimena y los vínculos de apego respecto a su madre a la que exigía atención, tiempo y escucha. A su vez la madre la acusaba de hablar demasiado: "la fuerza se te va por la boca. Hablas demasiado, como no rectifiques tu forma de ser, tendrás muchos problemas". A lo que ella contesta:
- "No se equivocó. He tenido problemas, infinitos problemas, pero no por hablar demasiado. los he tenido porque nadie, empezando por usted, tuvo tiempo para escucharme"
Me pareció un dialogo consigo misma muy interesante, ella comentaba que durante mucho tiempo quiso complacer a la madre hasta que un día vio la realidad y la acepto tal cual, sin derramar lágrimas, acepto la vida tal cual, una toma de conciencia.
Relata que añoraba la gente, las risas, las comidas que siempre hubo en su casa, las charlas de su padre, cuando decía que sin carrera eres un señor pero con ella eres señor Don, por eso los ánimos siempre hacía el estudio. Para él, todos están capacitados.
La hermana Carlota que siempre tenía que leer en voz alta, la recuerdo siempre mayor y tenía muy claro desde pequeña ser madre y esposa.
Y así comienza el libro, una historia de tres mujeres que albergan una cuyos sentimientos, y emociones de la vida cotidiana las marcan pero que son el pan y la salsa de la vida. Como bien nos hace saber Jimena:
Tal vez resida ahí el misterio de la supervivencia, en creer que uno es feliz, en no distinguir la alegría de la felicidad.
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