domingo, 5 de agosto de 2012

La pedagogía del optimismo




“La vida es como una manta o un cobertor demasiado pequeño. Tiramos de él y nos quedamos con los pies fuera, lo echamos para abajo y empezamos a tener frío en los hombros; pero hay personas que consiguen doblar las rodillas y pasar una noche muy cómoda” Marion Howard.

En nuestras vidas hay momentos positivos y negativos, optimistas y pesimistas. En términos de la vida es un aspecto central el optimismo. Es difícil ser optimista siempre, estar alegre y contento constantemente pero es necesario porque tenemos más facilidad para ver y pensar de forma confiada y poder actuar en beneficio de los demás y en el propio.
Mis vivencias, reflexiones, teorías y prácticas  me han demostrado que no tengo porque tener siempre muchas amistades ni ser más o menos sociable ni que para tener estabilidad emocional tengo que sentirme más o menos amada, deseada, escuchada ni valorada. Me ha llevado a comprender que tanto personal, profesional como socialmente tengo que tener relaciones dignas, tanto familiares como profesionales y sociales porque si no es así no afecta a los de alrededor me afecta a mí, es un riesgo para mi salud mental, física y espiritual.  
Tener una buena salud es absolutamente vital porque influye significativamente en todas nuestras actuaciones y al revés “todas nuestras actuaciones son vitales porque influyen directamente en nuestra salud”. Tenemos que aprender a mejorar nuestra actitud  para soportar condicionantes y condiciones negativas y estresantes que incluyen desgaste psíquico, físico y emocional y también para asimilar, aceptar y encarar lo contrario condicionantes y condiciones positivas y exitosas. 


“Muchas veces, dedicamos tanto tiempo a mirar la puerta que se cerró que no vemos la que se nos abrió” Hellen Keller

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