“La vida es como una manta o un cobertor demasiado pequeño. Tiramos de
él y nos quedamos con los pies fuera, lo echamos para abajo y empezamos a tener
frío en los hombros; pero hay personas que consiguen doblar las rodillas y
pasar una noche muy cómoda” Marion Howard.
En nuestras vidas hay momentos
positivos y negativos, optimistas y pesimistas. En términos de la vida es un
aspecto central el optimismo. Es difícil ser optimista siempre, estar alegre y
contento constantemente pero es necesario porque tenemos más facilidad para ver
y pensar de forma confiada y poder actuar en beneficio de los demás y en el
propio.
Mis vivencias, reflexiones, teorías
y prácticas me han demostrado que no
tengo porque tener siempre muchas amistades ni ser más o menos sociable ni que
para tener estabilidad emocional tengo que sentirme más o menos amada, deseada,
escuchada ni valorada. Me ha llevado a comprender que tanto personal,
profesional como socialmente tengo que tener relaciones dignas, tanto
familiares como profesionales y sociales porque si no es así no afecta a los de
alrededor me afecta a mí, es un riesgo para mi salud mental, física y
espiritual.
Tener una buena salud es
absolutamente vital porque influye significativamente en todas nuestras
actuaciones y al revés “todas nuestras actuaciones son vitales porque influyen
directamente en nuestra salud”. Tenemos que aprender a mejorar nuestra actitud para soportar condicionantes y condiciones negativas y estresantes que incluyen desgaste psíquico, físico y emocional y también para asimilar, aceptar y encarar lo contrario condicionantes y condiciones positivas y exitosas.
“Muchas veces, dedicamos tanto tiempo a mirar la puerta que se cerró
que no vemos la que se nos abrió” Hellen Keller
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