Hoy os dejo el artículo acerca del Mobbing escrito en mi tesis: "Condicionantes socio-profesionales de la salud docente" Pg. 108-111.
Hay que distinguir el acoso del estrés profesional. El acoso es mucho más que estrés. El estrés generado por presiones puede desgastar a una persona y conducirla hasta una depresión por agotamiento mientras que en el acoso moral lo que predomina es la humillación, la falta de respeto a la persona.
Hay que distinguir el acoso del estrés profesional. El acoso es mucho más que estrés. El estrés generado por presiones puede desgastar a una persona y conducirla hasta una depresión por agotamiento mientras que en el acoso moral lo que predomina es la humillación, la falta de respeto a la persona.
La
profesora Hirigoyen, en su libro “el acoso moral en el trabajo”
(2.000:22), afirma que el acoso moral
aparece en el trabajo:
“cuando la persona que constituye el blanco
percibe la malevolencia de la que es objeto, es decir, cuando la negativa a la
comunicación es manifiesta y humillante, cuando las críticas que se hacen del
trabajo son malintencionadas y las actitudes y las palabras se tornan
injuriosas. Las consecuencias sobre el psiquismo son mucho más graves cuando
uno toma conciencia de que hay intención de perjudicar(...)Se trata de una
herida en el amor propio, un ataque contra la dignidad, pero también de una
desilusión brutal. El traumatismo es mayor cuanta mayor implicación tenía esa
persona en el trabajo”
El
punto de mira es el individuo, se trata de liberarse de una persona porque es
molesta.
El
profesor Piñuel (2.002:9) asegura que “ el acosador puede moverse por celos
profesionales, envidia hacía alguien, por su situación familiar o por su propia
falta de competencia. Son personas que sufren una alteración de la
personalidad, carecen de norma moral interna, puede ser un individuo narcisista
con un profundo complejo de inferioridad. Son psicópatas que carecen de
capacidad para ponerse en el lugar de los otros. El mobbing es causa en Europa
de uno de cada cinco suicidios”.
Hirigoyen
(2.000: 96) habla de los procedimientos utilizados, de conductas hostiles y las
agrupa en cuatro categorías, que van desde la más difícil de advertir hasta la
más evidente. La autora dice que “lo que se pretende es pillar en falta a la
persona designada para que aparezca como incompetente” y añade que estas conductas son las primeras que se evidencian cuando el
acoso moral viene de la jerarquía.
Las
conductas hostiles serían:
a) Atentados contra las
condiciones de trabajo
·
Se le retira su autonomía a la víctima
·
No se le transmiten las informaciones útiles para la realización de una
tarea.
·
Se replican sistemáticamente todas sus decisiones.
·
Se critica su trabajo injusta o exageradamente
·
Se le niega el acceso a los instrumentos de trabajo: teléfono, fax,
ordenador.
·
Se le retira el trabajo que solía realizar habitualmente.
·
Se le dan constantemente tareas nuevas.
·
Se le atribuyen voluntaria y sistemáticamente tareas inferiores a sus
competencias.
·
Se le atribuyen voluntaria y sistemáticamente tareas superiores a sus competencias.
·
Se hace presión para que no haga valer sus derechos (permisos, horarios,
primas).
·
Se logra que no se promocione.
·
Se le atribuyen trabajos peligrosos en contra de su voluntad.
·
Se le atribuyen tareas incompatibles en contra de su voluntad.
·
Se ocasionan desperfectos en su lugar de trabajo.
·
Se le dan deliberadamente consignas imposibles de ejecutar.
·
No se tienen en cuenta los avisos médicos cursados por el médico de la
empresa.
·
Se la empuja al error.
b) Aislamiento y rechazo de
la comunicación
·
Se interrumpe constantemente a la víctima
·
Sus superiores jerárquicos o sus colegas dejan de hablarle.
·
La comunicación con ella se realiza por escrito.
·
Se rechaza el contacto visual con esa persona.
·
Se la instala apartada de los demás.
·
Se ignora su presencia dirigiéndose únicamente a los demás.
·
Se les prohibe a los colegas que le hablen.
·
No se le permite hablar con los demás.
·
La dirección rechaza cualquier petición de entrevista.
a) Atentados contra la
dignidad
·
Se utilizan observaciones despectivas para calificarla.
·
Se utilizan gestos de desprecio dirigidos a ella (suspiros, miradas
despectivas, encoger los hombros...).
·
Se la desacredita ante el resto de los compañeros.
·
Se hacen circular rumores relativos a ella.
·
Se le atribuyen problemas psicológicos (se la tilda de enferma mental)
·
Se critica su vida privada.
·
Se ridiculizan sus minusvalías o su físico; se la imita o caricaturiza.
·
Se ridiculizan sus orígenes o su nacionalidad.
·
Se atacan sus creencias religiosas o sus convicciones políticas.
·
Se le atribuyen tareas humillantes.
·
Se le injuria en términos obscenos o degradantes.
b) Violencia verbal, física
o sexual
·
Se cohíbe con amenazas de violencia física.
·
Se le arremete físicamente, aunque de forma leve: se la empuja, se le
cierra la puerta en las narices.
·
Se le grita.
·
Se invade su vida privada con llamadas telefónicas y cartas.
·
Se la sigue por la calle, se la acecha ante su domicilio.
·
Se ocasionan desperfectos en su vehículo.
·
Se la acosa o agrede sexualmente (con gestos o con expresiones).
·
No se tienen en cuenta sus problemas de salud.
Autores como Leymann (1996), Piñuel,(2.002:9), Hirigoyen,(2.000:124-125)
coinciden en que el sector educativo es uno de los más afectados por acoso
psicológico o moral, en especial en la Universidad. En el mundo de la
investigación hay verdaderas luchas y rivalidades, se apropian de los
conocimientos e ideas de otros, de los escritos, de las ideas y se espabilan
para publicar antes, importa más obtener notoriedad que los progresos de la
ciencia.
Las
sintomatologías que presentan las víctimas, en primer lugar, es un cuadro
traumático común a todos los traumatismos psíquicos, con una pregunta ¿Será
verdad o me habré vuelto loco/a?. Estrés, depresión, ansiedad, trastornos
psicosomáticos, problemas digestivos, problemas endocrinos, subidas de
hipertensión arterial... El acoso deja huellas que pueden ir desde un estrés
postraumático hasta vivir con vergüenza, con cambios en la personalidad.
La
profesora Hirigoyen señala que el acoso sexual está próximo al acoso moral, que
existen estudios donde se demuestra que la víctima solía ser una mujer y que la
mayoría de las veces el acosador su superior jerárquico, que muchas veces el
acosador no considera su conducta anormal, la ve viril y añade que hay mujeres
que son marginadas, acosadas o a las que se les impide trabajar por el simple
hecho de que son mujeres.
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