(Sacado de la introducción y del
prólogo del libro: la zapatera prodigiosa)
Cuando Federico García Lorca
nació podemos pensar que los astros estaban a tope ese día. Estaba llamado a
ser un hombre alegre y lleno de imaginación que contagiaba risa y poesía.
Desde pequeño realizaba obras de
teatro con personajes, diálogos, canciones y conflictos. Las obras de teatro se
basan en los conflictos. Ese que da cuando uno tiene un deseo muy grande y no
lo puede conseguir.
O cuando uno tiene el deseo muy
grande que también tiene otro y luchan ambos y solo puede ser para uno. O
cuando alguien quiere algo que no tiene y no consigue darse cuenta que lo que
tiene es bueno.
Escribía con las exigencias que
le imponía el alma, hizo teatro, poesías, dio conferencias, etc. Su pensamiento
estaba en ese aliento que respiramos cuando leemos, o lo vemos en un escenario,
a veces sin palabras, sólo como el aire
o el agua.
Estaba empeñado en hablar de la
vida de verdad. De esa realidad que no se vé pero que está delante de nosotros,
esa realidad mágica del arte. Se dedicó a mirar a la gente corriente, a la
gente del pueblo y a mostrarnos la esencia de sus sentimientos.
Veía dolor pero también colores. Veía horror
pero también música. Veía la muerte pero también el amor.
En cada una de sus obras nos
habla de sus obsesiones y nos deja su pensamiento. Componía por reacción dónde el grito y el humor se ve claro y sin
trampa.
Para él el teatro significa
quitar el miedo, mirar a la gente a la cara, no es un lugar de finanzas sino de
poesía. Les habla de la muerte que está siempre al acecho y de esa mágica
realidad invisible de los que van por la vida de sabérselo todo. El teatro ha de explicar con ejemplos vivos
las normas eternas del corazón de los hombres.
En la zapatera prodigiosa narra
el conflicto de la zapatera por realizar un matrimonio de conveniencia sin
verdadero amor y con mucha presión externa. La lucha de una mujer entre la
realidad y el deseo. Se casa por interés con un hombre bueno que le produce
ternura pero que no es el hombre de sus sueños. Sueña con enamorados imposibles
y el problema es que “el mundo”, la sociedad estrecha y machista en la que vive
y de la que participa no le va a permitir ese acto de libertad. De esta
contradicción nace la lucha, mezcla recuerdos con añoranzas, y en ese punto es
donde encuentra la fusión entre la realidad y el deseo.
Otra experiencia que hace cambiar
y madurar es la de la soledad y la lucha por el sustento. El poder y el dinero
lo posee generalmente el hombre. En una sociedad desigual donde a las mujeres
nos sigue costando mucho hacernos persona íntegras. Quizás en la obra él pone el
negocio y ella la belleza, la energía y el cuidado del hogar. Y quizás se
encuentran con otro tipo de amor, menos carnal, pero no menos amor. Un final
enfocado hacía la esperanza.
Lorca era un dramaturgo de pura
raza, un iluminado de las musas del teatro, expresa sus conflictos más íntimos,
escribe desde el sentimiento y el deseo y según sus palabras: “El teatro es la
poesía que se levanta del libro y se hace humana”
A Lorca lo fusilaron en 1936 por
asuntos de hombres que creen en las guerras y que solo puede haber un
pensamiento, hombres sin conciencia lo mataron con 38 años al hombre con
conciencia.
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