Domingo Rivero nació en Gran Canarias
en 1852. Escribió poemas pero como poeta fue desconocido. Sus primeros versos
los escribió en 1899 pero prefirió siempre el silencio público y no editó
ningún libro durante su vida. Para alcanzar el cénit lírico es mejor la
sencillez que la artificiosidad.
YO, A MI CUERPO
¿Por qué no te he de amar, cuerpo en que vivo?;
¿por qué con humildad no he de quererte,
si en ti fui niño, y joven, y en ti arribo,
viejo, a las tristes playas de la muerte?
Tu pecho ha sollozado compasivo
por mí, en los rudos golpes de mi suerte;
ha jadeado con mi sed, y altivo
con mi ambición latió cuando era fuerte.
Y hoy te rindes al fin, pobre materia,
extenuada de angustia y de miseria.
¿Por qué no te he de amar? ¿Qué seré el día
que tú dejes de ser? ¡Profundo arcano!
Sólo sé que en tus hombros hice mía
mi cruz, mi parte en el dolor humano.
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