Como cada año octubre llega acompañado de los
premios Princesa de Asturias. La ciudad se prepara para recibir y celebrar con
los homenajeados los Premios. Tiene carácter institucional y es un evento
formal pero hace que la ciudad de Oviedo esté mucho más bonita y que tanto el ambiente como los principios que los
fundamentan den el carácter intelectual, cultural y turístico que la capital siempre ha
tenido.
La decoración sirve de fondo para
hacer agradable el encuentro entre personas y poder así obtener el conjunto de
saberes, creencias, pautas de excelencia en el gusto no solo por lo bello
referido a las artes y al deporte sino por la humanidad y la alta cultura. Es cierto que a veces la alta cultura choca con la cultura de masas pero tenemos que tener "altura o amplitud de miras". Hegel en su fenomenología del espíritu decía que las personas habían perdido la costumbre de mirar a lo alto, hacía las estrellas y solo miraban hacía el suelo siendo el materialismo lo que dominaba y ya lo decía en 1807. Los premios hacen posible evolucionar la capacidad humana al permitir la comunicación de las experiencias, a actuar creativamente, a lograr la exquisitez individual además de ser un acto generoso lleva a no vivir de espaldas al mundo extendiendo el entendimiento y la comprensión intelectual y moral.
Este año los premios han recaído:
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